Fischerspooner ya no es el dúo frío y calculador que hace algunos años había iluminado las pistas con el éxito fugaz del single “Emerge”. Eran los tiempos del electroclash, donde pertenecer parecía más interesante que ser. Primeros meses del nuevo milenio, en los cuales algunos ilusos aún esperaban que la verdadera revolución musical llegara de la mano de la electrónica. Pero no fue así, y los amantes de los sintetizadores (los que tenían resto, obviamente) cayeron a la cuenta de que, más allá de la dictadura dance, había que ofrecer esa materia prima que traspasara las modas y el tiempo: buenas canciones. Fischerspooner entendió perfectamente de que se trataba el juego, y con su segundo álbum, Odyssey, grita jaque mate ofreciendo un trabajo cautivante, donde luchan entre sus aspiraciones bailables y su devoción por las grandes melodías. Ligereza y gravedad, melancolía y euforia, son las máximas que le mencionamos, teléfono por medio, al cantante Casey Spooner, a lo que responderá eufórico: “¡Sí, que buena manera de describir Odyssey… muchas gracias!”. Tan altanero y entusiasta como muchos pasajes del muy recomendable disco que realizó junto a su compañero Warren Fischer
- 01 - Fischerspooner - Just Let Go
- 02 - Fischerspooner - Cloud
- 03 - Fischerspooner - Never Win
- 04 - Fischerspooner - A Kick In The Teeth (PREVIEW)
- 05 - Fischerspooner - Everything To Gain
- 06 - Fischerspooner - We Need A War
- 07 - Fischerspooner - Get Confused
- 08 - Fischerspooner - Wednesday
- 09 - Fischerspooner - Happy
- 10 - Fischerspooner - Ritz 107
- 11 - Fischerspooner - All We Are
- 12 - Fischerspooner - O
- 13 - Fischerspooner - Just Let Go (Thin White Duke Remix) [Bonus Track]
- 14 - Fischerspooner - Down Up (featuring Lizzy Yoder) [Bonus Track]
- 15 - Fischerspooner - Never Win (video version)(PREVIEW)
Fischerspooner ya no es el dúo frío y calculador que hace algunos años había iluminado las pistas con el éxito fugaz del single “Emerge”. Eran los tiempos del electroclash, donde pertenecer parecía más interesante que ser. Primeros meses del nuevo milenio, en los cuales algunos ilusos aún esperaban que la verdadera revolución musical llegara de la mano de la electrónica. Pero no fue así, y los amantes de los sintetizadores (los que tenían resto, obviamente) cayeron a la cuenta de que, más allá de la dictadura dance, había que ofrecer esa materia prima que traspasara las modas y el tiempo: buenas canciones. Fischerspooner entendió perfectamente de que se trataba el juego, y con su segundo álbum, Odyssey, grita jaque mate ofreciendo un trabajo cautivante, donde luchan entre sus aspiraciones bailables y su devoción por las grandes melodías. Ligereza y gravedad, melancolía y euforia, son las máximas que le mencionamos, teléfono por medio, al cantante Casey Spooner, a lo que responderá eufórico: “¡Sí, que buena manera de describir Odyssey… muchas gracias!”. Tan altanero y entusiasta como muchos pasajes del muy recomendable disco que realizó junto a su compañero Warren Fischer
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